--ENTRE EL CAUTO Y EL CONTRAMAESTRE--

-----Entre los ríos Cauto y el Contramaestre, encontró la muerte José Martí, el más grande pensador cubano y uno de los grandes de nuestra América y el mundo.

-----Cuando un hombre muere es porque ya nada más le quedaba por hacer en este plano material y es llamado a nuevas funciones en sitios más elevados y José Martí culminó con su caida en combate una vida llena de grandes obras que son hoy libros de consulta y fuente de inspiración para la futura libertad de Cuba que, a 115 años de su caída, continua sumida en las tinieblas de una atroz tiranía, una Cuba que aun continua viviendo la interminable pesadilla del terror impuesto por tirano, como si de alguna manera, 115 años más tarde las diabólicas almas de los Balmasedas, los Weyler y pandilla caminasen encarnados en los nuevos amos de la isla que se desangra y sufre.

-----115 años después de la caída del Mayor General José Martí y Pérez su ideario flota como clarín para los que deseen escuchar, para los que deseen ser libres y algunas de sus ideas renacen en pinos nuevos que brotan y crecen altivos dentro de la isla carcel.

-----Martí dijo:

--“Me parece que me matan un hijo cada vez que privan a un hombre del derecho de pensar.”

--Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento; y cuando en los trabajos preparativos de una revolución más delicada y compleja que otra alguna, no se muestra el deseo sincero de conocer y conciliar todas las labores, voluntades y elementos que han de hacer posible la lucha armada, mera forma del espíritu de independencia, sino la intención, bruscamente expresada a cada paso, o mal disimulada, de hacer servir todos los recursos de fe y de guerra que levante el espíritu a los propósitos cautelosos y personales de los jefes justamente afamados que se presentan a capitanear la guerra, ¿qué garantías puede haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana? ¿Qué somos, General? ¿Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él?.